Por Lourdes Molinos Ibáñez.
El duelo, un camino de amor
Desde el dolor y las noches oscuras del alma, se despliega y expande poco a poco:
- Un aprendizaje del amor incondicional (no espera nada a cambio)
- Un aprendizaje de la aceptación (de lo que me ha pasado, de lo que le ha pasado a mi ser querido, de las circunstancias de la vida, etc.)
- Un encuentro conmigo/a mismo/a y desde ahí, con nuestro ser querido
- Un redescubrimiento de la vida, de sus prioridades, su misterio, su sentido
Hay un encuentro con nuestra esencia que es amor
La pérdida y el duelo nos impulsan para atravesar todas las barreras
En el laboratorio de nuestra persona, la alquimia sucede en el centro del corazón; desde ahí, podemos pasar del “muero por ti” al “vivo contigo”, pasar del desgarro al agradecimiento porque has estado en mi vida… y sigues estando
El amor tiende los puentes porque es puro impulso a la unidad